viernes, 13 de septiembre de 2013

La jabalina nacional


Aterrizó en un ridículo bochornoso, el del fracaso, del que ninguna culpa tienen los deportistas de prácticas minoritarias a los que se les iba la vida en esta apuesta y que vertieron compungidas lágrimas. Desoladoras como el futuro que se diluye por el desagüe que aparentan sus federaciones, regidas en algunos casos por tragaldabas que no dejan dinero para que puedan competir y entrenarse en condiciones.

Sí va por los mandamases de lengua trabada, discurso paleto e inglés asilvestrado aprendido a la sombra de la pista de pádel. Por lucir y pregonar una austeridad que induce alergia en la aristocracia del COI. Lo hacían, curiosamente, mientras buceaban en Moet Chandon, programaban aviones privados, sin tapujos y a costa del erario público; y vendían la piel del oso antes de salir siquiera a cazarlo. ¡Typical spanish!. Para más inri.

- ¡Show me the money!, exclaman los miembros del COI como hacía el representado de Jerry McGuire con una toalla anudada a la cintura como único ropaje. Sociedad secreta movida por el símbolo del dólar y que se niega a plegarse ante la crisis sistémica y del deporte (cada vez avanzan menos aficionados por los vomitorios de los estadios).

Pero no es culpa suya. Ni les va ni les viene mientras cada cuatro años les desplieguen la alfombra roja y el banquete se parezca a una opípara bacanal romana. Cuanto más... mejor, y el número de grandes marcas que avalaban a Tokio tumbó cualquier calificación del comité de evaluación, porcentaje de infraestructuras realizadas o presentaciones criticables que han inspirado la sátira más mordaz y ácida. Capaz de enorgullecer a Berlanga.

Los juegos de Madrid 2020 eran ya de por sí una quimera refutable desde antes de la votación del sábado. Escepticismo fundado por la  terminal situación económica del país y por haber sido durante años un cortijo de druidas con poción mágica. Rematado, a posteriori, por la nulidad del discurso político, demasiado acostumbrado a la mentira y a escurrir bultos del tamaño de Godzilla.

También una iniciativa reprobable dado el estrangulamiento incesante que está sufriendo la población, la plebe. Un dispendio en teoría comedido que, según nos vendían, revitalizaría la marca España y serviría de aldabonazo. El punto de inflexión que marcaba un horizonte delineado con brochazos de alegría y esperanza para este país. Nación expoliada por los gerifaltes atusados por los "lobbys". Demasiado banal.

Por lo pronto ya se han gastado 8.000 millones de euros en tres intentonas fallidas y nefastas. Un dinero incinerado salvo el gastado en contadas infraestructuras (aunque ahora parezcan un erial) y que tampoco se hubiese conseguido amortizar con la celebración de los juegos pese al incremento de visitas turísticas previsto (hubiesen gastado unos 600 millones de euros), la venta de entradas, la entrada de capital privado en esponsorización y la creación de empleos (unos 75.000) con su consiguiente repercusión en la tributación.

Bueno, mejor dicho, sí lo iban a amortizar los advenedizos, los que tienen vía directa, a los que se les deben favores porque sí, por soborno camuflado o porque los negocios queden en casa. Constructores, ex candidatos a la presidencia de algún club de fútbol y asesores externos que engordan presupuestos con la misma facilidad con la que coleccionan discretas meretrices.

Amiguetes a los que les va de puta madre vendiendo la España de sol, playa, chiringuito y degustaciones de paella para guiris desbocados mientras una generación ilustrada se cuela por el sumidero. Una hornada forzada al exilio que, con similar dolor al experimentado por los deportistas que habían depositado tanta ilusión en Madrid 2020, esboza una España de lúgubre futuro y anegada por las corruptelas dionisíacas. La prensa internacional también la retrata así y eso, amigos del desGobierno, no hay campaña de márketing que lo arregle.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Una tropelía indecente

Por no mear fuera del tiesto ya en el titular...

Una más y lo peor es que, a muchos, no nos sorprende pese a las quejas generalizadas de todos los actores implicados en una reforma eléctrica que, sin haber profundizado excesivamente en el tema, está hecha a medida, al milímetro, para que el lobby de las eléctricas siga atracando, con AK-47 en ristre, a los ciudadanos de este país.

Deleznable osadía la del ministro Soria. Una felación con rodilleras. Interesada. ¿Forzada?.. Sin lugar a duda, se asegura su trozo del pastel. Una poltrona sabrosa tras alzar el freno de mano, poner más cortapisas a la industria de los renovables, coser aún más a los consumidores, poner apretados grilletes el auto-consumo y pasarse por el forro el cambio climático y el efecto invernadero.

Oposita a consejero o asesor. Como uno de los que se ha embolsado una parte de la friolera cifra de 180 millones repartidos entre todos los advenedizos en los últimos años. Pagados por usted y por el que suscribe estas líneas. Subida tras subida. Y las que quedan. Un soborno camuflado. Favor por favor, como en El Padrino.

Privatizan el sol, rezaban los titulares que asomaban en los días de desconexión irlandesa. Lo próximo, el aire que respiramos, viciado, y, con reformas como estas, aún más. Todo ello bajo la manida excusa del déficit y de la necesidad de recortar el gasto. Recaudar o morir, pues vale todo menos impulsar la riqueza a través del progreso y el respeto a nuestro planeta. Da igual mientras el símbolo del dólar siga portando la fusta.

Váyanse a la mierda. O naden en ella, a ver si así se les desposee así ese afán por meter la mano o el codo en todo lo que huela a billetes con el objetivo de engordar sus ya de por si boyantes cuentas. Un expolio insultante peor que el de los vikingos en la Bretaña medieval.

Éste está más camuflado, pero poderoso caballero es don Dinero, escultor y sastre de ventrílocuos del lobby. Sumisos. Falderos. Zalameros... Sin escrúpulos e ineptos.

Se vanagloriaba Soria, el clon de Aznar de discurso atropellado, de haber impuesto una reforma valiente por el hecho de que no gustaba a ninguno de los actores implicados (valga la redundancia). Rasca pelotas... Gobernar a disgusto de todos y sacar pecho de ello, sin darse importancia y ante ovejas atolondradas, dóciles y serviciales como atemorizados esclavos. O al menos es lo que él y sus secuaces, de uno y otro lado, se piensan.

Quizás estén equivocados y puede que reformas como esta provoquen que la desobediencia civil se reproduzca por esporas como así auguraba la revista estadounidense Forbes a colación de una legislación feudal que pone a España como el país más restrictivo del mundo en materia de auto-consumo energético.

O puede que la población ni se entere, no reaccione y se deje meter la mano en el bolsillo mientras patalea en el bar Casa Paco. Spain is different. As usual...

miércoles, 21 de agosto de 2013

SHE

Trago saliva.
Preparo el escupitajo y Elvis Costello golpea mi sentido arácnido.
Ligeramente adormecido.
¿Barbecho o cuarentena?
Poco importa.

Un cortejo espontáneo.
La fiesta, imperdible.
¿Quién puso el cascabel al gato?

Los Beatles llevan un rato sonando y a la cerveza no le da tiempo a caldearse.
Entretanto, encadenamos rimas en la lengua de Shakespeare con achacosas lecciones de "Forró".
Miradas clandestinas.
Pies descalzos y más Fosters de saldo.

Love, love me doooo!!!
La conversación sobre la globalización y la crisis sistémica allende los dos lados del charco se ha desgastado.
Solo importan sus piernas.
Revoltosas. Ciertamente adictivas para mis rollizos dedos.
No vacilan y entran al pase de pecho.
Mientras, ella, escucha con deferencia.
Apenas interviene.
No le hace falta.
Su presa es dócil.
Su sonrisa, cada vez más hermosa.

Proyecta un aura enigmática.
Desternillantes muecas horadan su rostro.
Hipnóticas, como los primeros rayos del alba.
Amanecer que minuta un elevado porcentaje de bajas.
Ella, no abandona.
Let it be, let it beee!

¿Fumas? -pregunto extrañado-. Ahora parece que sí...
A petición suya, armo un Amber Leaf en la terraza.
Se sienta.
Permanezco de pie.
Me mira. La miro.
Inhala y me centro en el contraste de su perfecto tono de piel con unos labios tan rojos como un Ferrari.
Delineados.
Garabateados a la perfección por un Dalí sedado a base de opio. 
 
Sonríe...
No me lo pienso.
La vitamina de la cebada me envalentona.
Entonces, acaricio su mentón y degusto el fluir de su lento y jugoso manantial.
¿Brasileño? ¿Francés?. Podio...
Sin duda.
Hey Juuuuuude, don't be afraid!!!

(...)

El desmesurado respeto agarrota la magia.
El sofá acomoda la rosca siamesa y los postreros ronquidos.
Errores que se sellan con argamasa a la incorregible impaciencia.
Y la pasión es aplacada.
Del mismo modo que Chuck Norris derribaba vietnamitas.

Felino o ratón. Tom and Jerry "entertainment".
Me solivianto pero, días más tarde, hallo un galardón iluminado por un cuarto menguante.
Desvelé mis cartas.
Un órdago bien tirado, que, lamentablemente, no sirvió para ganar la partida.
Medalla de bronce. O de hojalata. Chi lo sá.

Ahora, Elvis Costelo se ha quitado las gafas.
Los Beatles hace tiempo que se separaron.
Pero su sempiterno legado oficia de banda sonora.
También de fondo de la instantánea del adiós.
Peculiar coincidencia que precede a un compungido hasta pronto.
Y en estos momentos de recuerdos y letras curativas, píldoras contra el olvido, M-Clan atormenta los coletazos del enésimo enamoramiento.

... trátame bien, no te rías de mí. No me arranques la piel!!!

martes, 20 de agosto de 2013

La extremaunción

La algarada se manipula. El cacique la persigue cuando no la maneja. Vestigio que se ha convertido en un títere que si se desviste incordia.
Muñeco que quiere soltar el nudo pero que, si lo hace, corre el riesgo de ser estigmatizado, repudiado... ¿lapidado?
Corbata o símbolo hippie. Dualidad peligrosa. Inquina recíproca. Insalubure.
Al rock n roll le quieren clavar una daga en el pecho.

Y es que todo es dispendio.
Excepto cuando al contribuyente le toca contribuir.
Dichosa regla esculpida por el oligarca en mármol.
Necio. Tirano. Apoltronado en su complacencia. En una lengua no tan viperina que sirve de acomodo a las posaderas blanquecinas.
Al rock n roll le están clavado una daga en el pecho.

Un paseo. Una vuelta a casa y solo se escuchan los grillos y el tímido silbido de las hojas contoneadas por la primera brisa del día. Saboreada con nocturnidad y alevosía.
Mentira. El doblar de la esquina descubre un cuchicheo y el trajín de un mendigo que hurga en la basura. Camiseta sin mangas y chanclas desgarbadas.
Uno más. No asusta. Ni estorba.
Paisaje urbano que revela que ya sonó el toque de queda en el geriátrico. Que no falte la morfina. No vayan a rebelarse los votantes.
Al rock n roll le han clavado una daga en el pecho.

El revitalizante bullicio que exhalaba el arrabal ha sido ahorcado.
Las melodías de los juglares forman parte del cretácico. Se han esfumado y Houdini no ha actuado.
Rostros idénticos. Conversaciones mellizas. Pañales y casetas de perro. Algunas revoluciones de tasca que son maridadas con patatas rancias, olivas y cerveza a granel.
El reggeaton y las letras insulsas, dionisíacas, recitadas en Plazas de Toros, han ganado la partida a las versiones de los Beatles. A la guitarra que descansa sobre el adoquín.
¿Ha muerto el rock n roll?

lunes, 25 de marzo de 2013

Abrillantar la panoplia

Estimado Hank. No se si merezco una flagelación o una cascada de reproches en tono beligerante. Sé que puedes, que eres capaz, con tu escatológica y misógina verborrea, con tu lengua viperina, de sacarme los colores, provocar que desee enterrar la cabeza cual avestruz o mis ojos filtren lágrimas curativas. 

Puede que eso, precisamente, haya sido lo que me ha pasado durante a los dos últimos años. Me he anquilosado en mi auto-complacencia y he despejado los problemas que me sobrevenían desoyendo mi conciencia. Cambiando soluciones por abulia. Lucha por conformismo. Repulsivo... ¿verdad?.

De aquellas aguas vienen estos lodos. El tesón se asfixió en bocanadas de humo y se ahogó en zumo de cebada mientras mis posaderas esculpían el sofá al tiempo que culpaba al entorno de mis miserias. Ahora, que ese entorno se ha convertido en una zorra sin escrúpulos capaz de pegarte una caterva de enfermedades venéreas, robarte la cartera y dejarte a medias, no queda más remedio que adaptarse, ser consciente de que no es más que una meretriz revenida y huir de su zalamero bramido. 

Analizar, detectar, actuar... querido Hank. Aparcar las bagatelas, los reproches altivos y el gimoteo de niño mimado, de quién se cree mojón y no llega a tímida y sorda flatulencia, para abrillantar la panoplia y recuperar la apetencia por gestionar los sueños que cabalgan durante las solitarias noches. Perseverar y avanzar con pasos pequeños. Luchar y progresar. Combatir y apostar sin miedo a fracasar en medio de este ambiente mortecino en el que la mediocridad pretende gobernar nuestros destinos como si fuésemos aturdidas ovejas. Estúpidas. Sedadas... 

El timo de la estampita, estimado Hank. No nos engañan por mucho que se unten el pelo con Farmatint y disimulen su macabra sonrisa con maquillaje barato. Empero este maldito entorno que regurgita bilis no merece ser mencionado si poco o nada podemos cambiarlo. 

Tan sólo debemos intentar fajarnos, con cintura de goma, de sus caprichosos y siniestros designios. Amoldarnos, arraigar la fuerza y predicar el honor para con uno mismo Hank, con lo que se anhela, con las ilusiones que emergen en medio de la tempestad. Reconducir el velero hacia el puerto en el que queremos que atraque y donde nos esperan ninfas de cabello ondulado color azabache. 

En eso estamos mi bien hallado Hank. O al menos, vamos a intentarlo. No vamos a consentir llantos estériles, infestados de maldad y carentes de soluciones. Todo lo contrario. Vamos a dar lustre a nuestra coraza y a afilar la hoja de nuestra espada para evitar que se atasque con la helada. Sólo así, querido Hank, no acabaremos hastiados por la pereza y un nefasto deambular vertebrado por las trampas impuestas por la ignominia de los que mueven los hilos. Pelear y medrar, mi admirado amigo. 

Alea jacta est.